lunes, 1 de junio de 2009

Sobre Nativos Digitales de Alejandro Piscitelli

Por Pablo Mancini ex-secretario de redacción del ILHN.
De regreso de Medellín hacia Lima, terminé de leer Nativos Digitales. Dieta cognitiva, inteligencia colectiva y arquitecturas de participación, el nuevo libro de Alejandro Piscitelli.

La obra en sí expresa el talento, el conocimiento profundo y, sobre todo, la capacidad de recategorización que tiene en su haber Alejandro. Claro, el libro, como todo explosivo conceptual, arroja dividendos variables relacionados a la experiencia y conocimiento del lector, aunque sin duda se trate de una producción capital de principios de siglo, que acá recomendamos sin reparos.


Quizá lo más llamativo de un libro sobre los nativos digitales es que se encargue principalmente de los inmigrantes, de las habilidades e intereses desencontrados, de la frustración de unos y las interacciones de otros, casi en plan contestatario contra quienes subestiman o desconocen los cambios que otros reconocen y aprovechan en las organizaciones y, sobre todo, en la escuela. Y por suerte Piscitelli todavía recuerda que muchas veces pensar es pensar en contra.

Aunque por otra parte, además, ese plan resulte el más prudente, ya que construir a los nativos digitales como objeto de estudio requeriría de investigaciones comparadas y pruebas de campo en biología evolutiva, neurología, motricidad, sociabilidad, entre muchas otras aproximaciones. Tampoco se trata de un libro diacrítico. Más bien Piscitelli pivotea, con referencias atinadas a Alessandro Baricco o remixando categorías del Homo Sampler, de Eloy Fernández Porta, y Malcolm Gladwell, desde donde ambas ¿especies? ¿clases? se encuentran y desencuentran.

No es casual que Nativos digitales sea un libro más de criterio que de cuantificación. Y tampoco es casual que el caso favorito del autor, o con el que más cómodo se siente, sea la escuela. No sólo por la contundencia con que esa institución expresa la brecha cognitiva, en el universo de los deseos y las interacciones, sino además por su reciente experiencia en el portal educativo del Estado argentino, Educ.ar, que cuenta con capítulo aparte y que, sabrán comprender, dejé para el final.

Sólo un párrafo al respecto: El relato, la síntesis, sobre la era Piscitelli en Educ.ar es sin duda la menos lograda del libro: deja afuera o minimiza logros invalorables que él propulsó, al mismo tiempo que pasteuriza las disonancias organizacionales, y la articulación política y laboral de la Sociedad del Estado, de una complejidad probablemente inconfesable. Sea como fuere, la discusión seguirá siendo, y estará bien que así sea, cómo las organizaciones informacionalizadas miden la eficacia.

Dieta cognitiva e inteligencia colectiva son apenas esbozos abiertos, trazos probables a seguir, pero las arquitecturas de participación son las protagonistas del libro, transversales a todos los capítulos y donde mejor se mueve el autor. El asunto está abordado en forma impecable, por todos lados abre puertas de ingreso en esa dirección.

Es más, la arquitectura del libro volvería loco a cualquier pedagogo y eso quizá sea uno de los aciertos más logrados de Nativos digitales. El estilo y la forma son, en ese sentido, una propuesta tanto o más innovadora que el contenido, que samplea una bibliografía exquisita y le escapa al dualismo nativo-inmigrante.

Conozco a Alejandro hace varios años, trabajé junto él. Aprendí como pocas veces. Tuvimos diferencias, sobre todo en cuanto al proyecto OLPC. La calidad y la cantidad de referencias que menciona en el libro son apenas una muestra de su generosidad intelectual, que sobrevive pese a las organizaciones, que tiende puentes sobre la brecha. Acaba de publicar un gran libro.

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